Cuando
comenzamos a hacer nuestra aplicación didáctica, la mayoría de
nosotros no tenía clara la diferencia entre unidad didáctica y
proyecto, y cuando llegó Mafer, le preguntamos a ella y nos envió
unos documentos en los que se explicaba con claridad qué son y
cuáles son las principales diferencias entre ambos.
Un
proyecto es, tal y como decía W. Kilpatrick, un acto profundamente
lleno de propósito, entendiendo el propósito como la libertad de
acción que tiene el alumno para poder construir su propio
conocimiento. Con esta libertad de acción se llega al aspecto
fundamental de los proyectos: la motivación de los alumnos. Nos
especifica que existen cuatro fases diferenciadas, que son el
propósito, la planificación, la ejecución y la evaluación. Con el
proyecto, se parte de los intereses y las necesidades de los alumnos
para ayudar a los alumnos a que comprendan, manipulen y se relaciones
con su entorno más cercano. Es una educación basada en la acción y
en la construcción del aprendizaje.
Según
este libro de Isabel Mª Vizcaíno, existen cuatro tipos de proyectos
diferentes aplicables a las aulas de infantil: de simulación, de
investigación, cooperativos y tecnológicos.
-Hablar
de fantasía, de aventura. Es sinónimo de indagar, de buscar
información, de leer y aclarar esa información: ¿Hacemos
un viaje por el espacio exterior? ¡Seamos piratas, príncipes y
princesas!
-Es
hablar de investigar para resolver las dudas planteadas ante un
dilema: ¿Cómo se comunican los delfines? ¿Para qué sirven
los imanes?
-Es
la resolución de un conflicto: ¿De quién será esa huella?
¿Hacemos experimentos?
-Es
hablar de creatividad, de fomentar la creatividad de todos. Un
proyecto es una creación; ¡Somos artistas!
-Es
construir entre todos, es diseñar, planificar, resolver: ¿Cómo
construimos un barco? ¿Cómo podemos construir un huerto en nuestro
cole?
Un
proyecto es una ilusión, un compromiso con el grupo; es conversar,
escuchar, compartir, mirar al otro y crear juntos.
Una
unidad didáctica es una unidad de programación dotada de coherencia
interna que, aglutinada en torno a un tema o centro de interés,
permite alcanzar los objetivos y contenidos que la maestra prepara
para su alumnado. Tiene 7 fases: elección del tema, formulación de
objetivos, contenidos y actividades, organización del espacio,
organización del tiempo, organización de los materiales y recursos,
realización de las actividades y evaluación.
Las
diferencias que existen entre estas dos metodologías residen en tres
aspectos: en las fases, en la participación del alumno y en el rol
del maestro.
Como
observamos en esta tabla, en el proyecto hay tres fases más que en
las unidades didácticas, que son: reconocimiento de ideas previas,
planificación y desarrollo de las ideas y búsqueda de información.
Este es una diferencia que podría ser resuelta fácilmente
incorporando las fases que faltan a la unidad didáctica.
Por
otro lado, vemos que en el proyecto hay una participación más alta
y activa que en las unidades didácticas ya que elije el tema según
sus intereses, propone actividades y la organización y busca
información. Esta es un diferencia que debería de ser resuelta
puesto que los alumnos son los verdaderamente protagonistas de la
educación, y se debería de tener más en cuenta sus intereses.
Por
último, el rol del profesor también es fundamental porque es en
quien los niños van a poner todas sus miradas y van a ser la base de
su desarrollo y aprendizaje. En las unidades didácticas, el profesor
se limita a elegir el tema, mientras que en el proyecto se fija en
los intereses de sus alumnos y propone temas.