miércoles, 14 de octubre de 2015

La oreja verde de la escuela

Diana nos mandó a principio de curso una reseña que teníamos que hacer después de habernos leído alguno de los libros que nos proponía: La escuela que aprende, Frankenstein educador o cualquiera de los que tiene Carmen Díez Navarro. Yo elegí uno de Díez Navarro que se llamaba “La oreja verde de la escuela”. Escogí este porque una compañera me dijo que ella se lo había leído y que me gustaría mucho, y así fue. Este libro trata sobre una profesora que va explicando todas las actividades, proyectos y talleres que ha realizado con sus alumnos, y también todas las impresiones, sensaciones y sentimientos que le van surgiendo a lo largo de los cursos y de la vida. Este libro también me gustó mucho porque ella trabaja mediante proyectos y mediante rincones, algo de lo que estoy muy a favor, y deja que sean los niños los que elijan qué quieren hacer y durante cuánto tiempo, ya que todo lo que hacen surge prácticamente por completo de los niños. Soy partidaria de los rincones porque pienso que es un método mediante el cual se pueden aprender todos los contenidos necesarios (música, escritura, matemáticas...) de una manera más lúdica donde los niños están motivados y con ganas de aprender, y son el centro del aprendizaje, ellos mismos son los que lo construyen.





Este libro de Carmen Díez Navarro, como ya he dicho antes, me llamó mucho la atención, primero por el título, que era curioso, y después porque estaba escrito en primera persona y lo contaba una profesora que se pasaba gran parte de su día con niños, aplicando nuevas metodologías, probando y equivocándose y contando todo lo que siente cada día que pasa en la escuela. Me parece un libro muy interesante para todos aquellos maestros que tienen espíritu de cambio y de innovación, y que buscan cambiar la educación dejando a los niños como los principales protagonistas y no a los maestros, como hasta hace poco tiempo; y también para aquellos maestros que no tienen intención alguna de cambiar sus tradicionales y no demasiado productivas metodologías, ya que les podría hacer cambiar de opinión e impulsarles hacia el cambio. Pienso que hay métodos tradicionales que están muy bien y que se deberían de mantener, pero otros, sin embargo, si deberían de ser modificados. Este es el caso, bajo mi punto de vista, de las fichas que tienen que realizar muy a menudos los niños. Pienso que mediante rincones, talleres o juegos los niños pueden aprender las mismas cosas y mejor que mediante fichas, y esto he podido verlo claro en la clase de prácticas a la que fui. La profesora utilizaba la metodología de rincones y talleres, y me mostraba que mediante cualquier juego o rincón los niños piensan y construyen el aprendizaje mejor que con las fichas, y, al haberlo construido ellos, permanece en ellos mismos durante mucho más tiempo. Por otro lado, la nota que nos puso Diana a este trabajo creo que no era lo que nos merecíamos la mayoría de nosotros porque la nota giró entorno al 5 y al 6. Creo que tendría que haber tenido un poco más de consideración puesto que ella se fue de baja y no pudimos preguntarle qué era lo que quería realmente que hiciéramos en la reseña ni nos había explicado como hacerla, por lo que no estoy nada de acuerdo con mi nota.


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