Diana
nos mandó a principio de curso una reseña que teníamos que hacer
después de habernos leído alguno de los libros que nos proponía:
La escuela que aprende, Frankenstein educador o cualquiera de los que
tiene Carmen Díez Navarro. Yo elegí uno de Díez Navarro que se
llamaba “La oreja verde de la escuela”. Escogí
este porque una compañera me dijo que ella se lo había leído y que
me gustaría mucho, y así fue. Este libro trata sobre una profesora
que va explicando todas las actividades, proyectos y talleres que ha
realizado con sus alumnos, y también todas las impresiones,
sensaciones y sentimientos que le van surgiendo a lo largo de los
cursos y de la vida. Este libro también me gustó mucho porque ella
trabaja mediante proyectos y mediante rincones, algo de lo que estoy
muy a favor, y deja que sean los niños los que elijan qué quieren
hacer y durante cuánto tiempo, ya que todo lo que hacen surge
prácticamente por completo de los niños. Soy partidaria de los
rincones porque pienso que es un método mediante el cual se pueden
aprender todos los contenidos necesarios (música, escritura,
matemáticas...) de una manera más lúdica donde los niños están
motivados y con ganas de aprender, y son el centro del aprendizaje,
ellos mismos son los que lo construyen.
Este
libro de Carmen Díez Navarro, como ya he dicho antes, me llamó
mucho la atención, primero por el título, que era curioso, y
después porque estaba escrito en primera persona y lo contaba una
profesora que se pasaba gran parte de su día con niños, aplicando
nuevas metodologías, probando y equivocándose y contando todo lo
que siente cada día que pasa en la escuela. Me parece un libro muy
interesante para todos aquellos maestros que tienen espíritu de
cambio y de innovación, y que buscan cambiar la educación dejando a
los niños como los principales protagonistas y no a los maestros,
como hasta hace poco tiempo; y también para aquellos maestros que no
tienen intención alguna de cambiar sus tradicionales y no demasiado
productivas metodologías, ya que les podría hacer cambiar de
opinión e impulsarles hacia el cambio. Pienso que hay métodos
tradicionales que están muy bien y que se deberían de mantener,
pero otros, sin embargo, si deberían de ser modificados. Este es el
caso, bajo mi punto de vista, de las fichas que tienen que realizar
muy a menudos los niños. Pienso que mediante rincones, talleres o
juegos los niños pueden aprender las mismas cosas y mejor que
mediante fichas, y esto he podido verlo claro en la clase de
prácticas a la que fui. La profesora utilizaba la metodología de
rincones y talleres, y me mostraba que mediante cualquier juego o
rincón los niños piensan y construyen el aprendizaje mejor que con
las fichas, y, al haberlo construido ellos, permanece en ellos mismos
durante mucho más tiempo. Por otro lado, la nota que nos puso Diana
a este trabajo creo que no era lo que nos merecíamos la mayoría de
nosotros porque la nota giró entorno al 5 y al 6. Creo que tendría
que haber tenido un poco más de consideración puesto que ella se
fue de baja y no pudimos preguntarle qué era lo que quería
realmente que hiciéramos en la reseña ni nos había explicado como
hacerla, por lo que no estoy nada de acuerdo con mi nota.